martes, 9 de junio de 2015

Colectivos sensibles: Comunicación efectiva a trabajadores con déficit intelectual

Uno de los pilares fundamentales para la integración de prevención en todos los niveles de la empresa es la información y la formación de los trabajadores. Para que esta información y formación sea efectiva tenemos que conseguir que sea asequible y comprensible a todos los trabajadores.
 





Cuando nos encontramos con colectivos especialmente sensibles, de la misma manera que tenemos que adaptar nuestra evaluación de riesgos a las características propias del puesto de trabajo, tendremos que adaptar nuestra estrategia de comunicación para garantizar el cumplimiento de los artículos 18 y 19 de la Ley de Prevención.


Aspectos comunicativos

Todo trabajo implica el intercambio de información, ya sea a través de medios materiales o con otras personas.

Para trabajadores con discapacidad intelectual tendremos que asegurarnos:
  • Que utilizamos los canales apropiados.
  • Que facilitamos mensajes claros y concisos.
  • Que evitamos las ambigüedades.
  • Que la percepción del mensaje se haya completado de manera efectiva.

Recomendaciones para una comunicación efectiva


Para conseguir una comunicación efectiva con este colectivo, debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones que nos van permitir optimizar nuestra comunicación:

  • Centrar la atención en la persona antes que en la discapacidad, ésta es sólo una característica más de su identificación.
  • Ser natural, tratando a la persona con respeto de acuerdo a su edad y su capacidad.
  • Utilizar un lenguaje y vocabulario sencillos, asegurando la comprensión de la información transmitida.
  • Dar instrucciones breves, claras y concisas, acompañadas, si es posible, de modelos de acción.
  • Suministrar no más de dos o tres instrucciones a la vez.
  • Si el trabajador tiene capacidad de lectura, la preparación por escrito de mensajes o pasos a seguir con las tareas es una estrategia útil para evitar olvidos. Del mismo modo, las instrucciones escritas pueden acompañarse de instrucciones orales.
  • No debe esperarse proactividad ya que, generalmente, las personas con deficiencia intelectual muestran escas iniciativa. No obstante, ofrecer refuerzos positivos puede ser una buena estrategia para fomentar ciertos comportamientos y actividades.
  • Es altamente recomendable valorar siempre si la persona necesita ayuda antes de ofrecérsela. Frente a cualquier duda, deberemos preguntar e intentar concretar el tipo de ayuda necesaria. Ésta ayuda debe limitarse sólo a lo necesario, provocando que la persona se desenvuelva sola en todas las actividades posibles.
  • Debemos escuchar y respetar sus opiniones. Se debe proponer, no imponer. Es necesario, para cualquier persona, autodirigir su propia acción, asumiendo que elegir libremente implica el derecho a equivocarse.
  • Por lo general, se debe evitar los enfrentamientos personales con las personas que presentan alteraciones conductuales. 


Recomendaciones para una formación efectiva

Para una formación efectiva, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:

  • Seguir un orden cronológico
  • Introducir siempre ejemplos prácticos
  • Utilizar lenguaje sencillo y directo
  • Limitar el uso de conceptos abstractos
  • Repetir las mismas palabras para los mismos conceptos
  • Utilizar lenguaje positivo
  • Controlar el uso de metáforas y lenguaje figurado


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